Noticia científica:
La Gran Recesión ha puesto en riesgo la consolidación del
sistema de ciencia y tecnología construido en España tras el
restablecimiento de la democracia. La reducción de la inversión en I+D,
la disminución de las plantillas de investigadores, la interrupción de
la carrera del personal investigador en formación y las dificultades
para la incorporación en el sistema de ciencia y tecnología de
investigadores con largas trayectorias internacionales, han
puesto en serio riesgo la continuidad de líneas de investigación
consolidadas y de punteros grupos de investigación de proyección
internacional.
El
sistema de I+D contribuyó al cambio registrado por la balanza
tecnológica española, de los tradicionales saldos negativos a valores
positivos a partir de 2008. La crisis y la reducción de la inversión en
I+D, tanto pública como privada, no impidió el mantenimiento de los
superávits, que alcanzó en 2014 los 8.457,98 millones de dólares. La
reducción de los costes laborales, la mayor resistencia del empleo en
los sectores de alta tecnología, la mejora del tipo de cambio del euro
respecto al dólar, la reducción de las importaciones debido a la crisis
fueron factores que estuvieron detrás de la mejora del comercio exterior
de España.La reducción de la financiación de la I+D por parte del estado en los Presupuestos ha sido una constante desde entonces.
La disminución ha alcanzado el 37,6% respecto al máximo de 2008, de los
9.662 millones de euros a los 6.029 millones contemplados en el
proyecto de Presupuestos de 2017. En su presentación, se ha resaltado
que el presupuesto en I+D+i ha crecido un 4,1% respecto al año 2016
-5.793 millones de euros-, un cambio que puede ser considerado positivo
si no fuera por la letra pequeña que encubre dicho titular, puesto que el crecimiento se debe al incremento de la partida de crédito financiero
—préstamos y anticipos—, que crece un 9,2%, hasta alcanzar los 3.583
millones de euros; mientras el gasto no financiero se reduce un 2,6%
respecto a 2016, hasta situarse en 2.446 millones, partida de la que
depende el grueso de la financiación pública en I+D.
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